Infinito

“Iba repitiendo ese proceso una y otra y otra vez, y aquellas redes empezaban a expandirse hacia el infinito. Me envolvían, yo me olvidaba de mí misma, se me adherían a los brazos, a las piernas, a la ropa, y llenaban la habitación entera”.

Kusama creció en un vivero de semillas rodeada de inmensos campos de flores. Sin embargo, en 1957 mientras sobrevolaba el Pacífico durante su primer vuelo a EE. UU., la visión del océano le inspiró sus bien conocidas pinturas de Redes de infinito. En esta serie, los lienzos están totalmente cubiertos, de manera obsesiva, de minúsculos arcos pintados en un rápido gesto, creando un patrón expresionista de redes y puntos interconectados. La pincelada libre contrasta con la reiteración del motivo, que impide identificar el inicio y el fin de este universo sin jerarquías, cuyas dimensiones fueron ampliándose dentro de la producción de Kusama hasta lograr que el público se viera inmerso en la infinitud de sus instalaciones.