Vista de la instalación en el Museo Guggenheim Bilbao | Guggenheim Bilbao Museoa
Exposición pasada

Arte desde 1945: evolución, diversidad y diálogo

13.11.2004 - 30.01.2005

El arte de mediados del siglo XX no solo fue importante por el cambio estilístico que trajo tras los estériles años de la Segunda Guerra Mundial, sino también porque con él, París perdió la hegemonía artística pasando el protagonismo a Nueva York, ciudad que se convertiría en el nuevo centro de la vanguardia artística, siendo el Expresionismo Abstracto, con sus amplios campos de color y la espontaneidad gestual, el nuevo protagonista. Entre algunos de sus más destacados exponentes se encuentran Jackson Pollock, que hacía gotear la pintura sobre sus lienzos, Willem de Kooning y sus explosivas obras llenas de energía, y Mark Rothko, quien prefiriendo la meditación a la acción, creó tranquilos planos de color.

Mientras los artistas asentados en América buscaban ser reconocidos como tales, los de Europa trataban de superar la desolación de la guerra. Uno de los movimientos que se desarrolló con más fuerza fue el Informalismo, o arte sin forma, que surge como reacción a la Abstracción Geométrica, el estilo pictórico predominante. El arte informal se alejó de la pintura tradicional favoreciendo la libertad de expresión artística a través del empleo de técnicas experimentales y de diferentes materiales. Para estos artistas, que aún se sentían oprimidos por la tiranía política y estética tras la Segunda Guerra Mundial, la obra de arte era además una forma de liberación política. En este movimiento, que abarcó a toda Europa, se inscriben figuras como Antoni Tàpies y Antonio Saura en España o Pierre Soulages y Hans Hartung en Francia. La preocupación por la materia y sus propiedades físicas se extendió hasta artistas como el escultor vasco Eduardo Chillida, quien en su obra explora conceptos como el límite, el vacío, el espacio y la escala.


La obra de Anselm Kiefer, de quien la Colección Propia del Museo Guggenheim Bilbao posee una amplia representación, puede clasificarse en términos generales como neoexpresionista, tendencia surgida a finales de los años setenta que volvía a la pintura gestual de contenido alegórico. Los ejemplos que aquí se presentan ofrecen una visión general de la evolución de este artista en los últimos veinte años, que abarca diversidad de materiales y técnicas.

 

Vista de la instalación en el Museo Guggenheim Bilbao

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