Montañas y mar | Helen Frankenthaler | Guggenheim Bilbao Museoa
Exposición pasada

Después de ‘Montañas y mar’: Frankenthaler 1956–1959

06.06.1998 - 04.10.1998

En el otoño de 1952, a la edad de veintitrés años, Helen Frankenthaler realizó su legendaria pintura Montañas y mar, la primera obra en la que utilizó su famosa técnica a base de "manchas de color absorbidas". Diluyendo la pintura con trementina o queroseno, la artista desarrolló una técnica que permitía que el lienzo sin imprimación filtrara y absorbiera la pintura. La mancha resultante, que dejaba a menudo un aura a su alrededor, daba a la obra una sensación de movimiento continuo, uniendo imagen y soporte.

Montañas y mar, basada en los acantilados costeros de Nueva Escocia visitados por Frankenthaler el verano anterior, es una de sus numerosas abstracciones ─igual que Granja en otoño y Acres (ambas de 1959)─ que evocan recuerdos de paisajes. Sin embargo, las cualidades orgánicas de las pinturas de Frankenthaler tienen tanto que ver con las propiedades de los materiales que utiliza como con cualquier alusión real a la naturaleza. En Frankenthaler, que insiste en no ser una pintora de acción, prima la fluidez de la pintura, que es lo que anima su obra, y no el movimiento, como por ejemplo en la técnica de goteo de Jackson Pollock.


Aunque Montañas y mar descubre las primeras influencias de Frankenthaler, entre las que se encuentran las de Vasily Kandinsky, Joan Miró y Arshile Gorky, su empleo del lienzo sin imprimación y la unión de pintura y dibujo fueron motivados por un encuentro con las pinturas en blanco y negro de Pollock en una exposición en la Betty Parsons Gallery de Nueva York en 1951. El rechazo de Pollock hacia la pintura de caballete inspiró también el proceso más libre de Frankenthaler. Vertiendo el pigmento líquido en el lienzo desnudo extendido sobre el suelo, Frankenthaler creaba unos paisajes diáfanos, de zonas de color cambiantes, casi transparentes. Absorbidas por las fibras de algodón, estas aguadas atmosféricas conseguían un efecto óptico de profundidad, evitando la ilusión de perspectiva y manteniendo el aspecto plano del lienzo.

Tras graduarse en el Bennington College de Vermont, Frankenthaler hizo su debut en Nueva York, y pronto fue considerada un nuevo y talentoso miembro del grupo conocido más tarde como la segunda generación de la Escuela de Nueva York. Su amistad con el influyente crítico de arte Clement Greenberg le permitió introducirse en la comunidad artística del centro de la ciudad y conocer a artistas de la primera generación de la Escuela de Nueva York, como Willem y Elaine de Kooning, Pollock y David Smith, entre otros. Mientras muchos de sus colegas siguieron los pasos de Willem de Kooning, Frankenthaler se apartó del grupo, explorando "más posibilidades en el vocabulario de Pollock".

En palabras de la propia Frankenthaler, "puedes convertirte en discípulo de De Kooning, pero puedes hacerlo partiendo de Pollock". El flujo acuoso del pigmento de Frankenthaler, interrumpido por explosiones controladas de color y grandes áreas de lienzo desnudo, contradecía la moda de la época de lienzos muy empastados pintados con trazos vigorosos. Frankenthaler supo interpretar con su propio lenguaje el radical método de Pollock de cubrir toda la superficie, añadiendo color al juego de espacio plano y profundo. Como dijo el artista Morris Louis, Frankenthaler "fue el puente entre Pollock y lo que era posible". La influencia de Frankenthaler en Louis y Kenneth Noland ─quienes han señalado la importancia que tuvo en su trayectoria artística el haber visto Montañas y mar en el estudio de la pintora en 1953─ la convierte en el nexo de unión entre el expresionismo abstracto y la color field painting (pintura de grandes planos de color).

Aunque a partir de mediados de los años 50 las obras de Frankenthaler están realizadas con una pintura más densa, desde 1956 sus pinturas vuelven a recuperar esa característica etérea de sus primeros años. Pinturas como Edén (1956) y Desnudo (1958) muestran la tendencia de Frankenthaler a dejar grandes zonas del lienzo sin cubrir, dando a los espacios en negativo llenos de luz el mismo peso pictórico que a las zonas pintadas, práctica adoptada por Louis y Noland. Al no trabajar en serie, Frankenthaler deja que cada pintura tenga su propia identidad. La diversidad de su obra, evidente incluso en el breve período representado por el selecto grupo de obras que se expone, demuestra su enfoque experimental, así como las diversas experiencias e impresiones que han influido en su pintura, que van desde la biografía personal hasta la Historia del Arte.

 

Helen Frankenthaler
Montañas y mar (Mountains and Sea), 1952
Óleo sobre lienzo sin imprimación
220 x 297,8 cm
Colección de la artista

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